Título: Recuerdos prestados
Autor: Cecelia Ahern
Editorial: Vergara
Año de publicación: 2009
ISBN: 978 84 666 40305
Nº de páginas: 382
Precio: 5,95€ (ECI, Casadellibro)
Reseña editorial: Joyce Conway recuerda cosas que no debería. Conoce bien las callejuelas de París, aunque jamás ha visitado esa ciudad. Todas las noches sueña con una niña rubia cuya identidad ignora.
Justin Hitchcock se ha divorciado y está solo e inquieto. Llega a Dublín para impartir un seminario sobre arte y conoce a una atractiva médica que lo convence de que done sangre. Es lo primero que sale del corazón de Justin en mucho tiempo.
Cuando Joyce abandona el hospital después de un terrible accidente, con su vida y su matrimonio hechos pedazos, se muda a la casa de su anciano padre. Entretanto, la abruma una intensa sensación de déja vu sin que logre entender por qué.
Desvarío irlandés
Casi toda la acción de la novela se sitúa en Irlanda, país mágico dónde los haya, y de eso se trata el intríngulis del argumento: hasta en una cosa tan básica y material como la donación de sangre, puede haber magia, química, o alquimia, si lo prefieren.
Joyce sufre al principio de la novela (con un terrorífico primer capítulo) el final de sus sueños de maternidad y el final de su matrimonio, que agonizaba lentamente de suicidio sentimental. Al mismo tiempo vemos como el catedrático de arte Justin Hitchcock se hace donante de sangre, más por obligación que por verdadera voluntad, ya que le aterrorizan las agujas. Y esta sangre, que sale de su torrente sanguíneo a regañadientes, y salva la vida de Joyce en el hospital, es el origen de toda la magia: de repente Joyce pasa de ser vegetariana convencida a carnívora, habla idiomas que jamás supo, tiene recuerdos de lugares en los que no ha estado, y de noche, oh, de noche sueña una vida entera que no es la suya, sufre, ríe, llora, con gente que no conoce. Todos los que la rodean piensan que se está volviendo loca o que tiene estrés postraumático, pero ella siente que algo ha cambiado en lo más profundo de su ser, aunque no sabe darle voz a ese cambio.
Y mientras tanto, como en una desquiciada comedia romántica hollywoodense, los dos protagonistas no paran de encontrarse y desencontrarse en los sitios más insospechados. Sin conocerse, sin saber sus nombres, se atisban, se siguen, se sonríen, se buscan, sienten una extraña compulsión por encontrarse en los mismos sitios a la misma hora, sólo sintiendo que es ahí donde deben estar.
Es Joyce, como buena mujer, la que inicia la verdadera persecución, la que antes comprende el destino que les ha unido (él, como buen catedrático despistado, no entiende nada de nada, aunque lo intenta el pobre), la que intenta dar los pasos necesarios, aunque la vida, la televisión, y su padre (genial coprotagonista) se lo intenten impedir.
Ha sido mi primera lectura de esta autora, y no me ha decepcionado, me ha hecho reir, me ha hecho llorar, he seguido las peripecias de los protagonistas por todo Dublín y Londres... Lo mejor, sin duda, el ritmo trepidante de la acción. Lo peor, tal vez, la ligereza. Ahern escribe tan bien, tan entretenido, que visualizas todo el libro como una película de sobremesa, ligera y sin más complicaciones.
Uno de los mejores puntos de la novela han sido los secundarios, que muchas veces han demostrado más personalidad que los protagonistas, y son los que realmente le han dado color a la acción. Desde mejores amigas, hasta familiares, pasando por la actuación estelar del dentista londinense de Justin, todos han contribuido a hacerme reir a carcajadas con sus ocurrencias.